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lunes, 11 de mayo de 2009

La "escobeta" nacional



Pues sí, la caja era mágica porque tenía un techo retráctil que nos ponía a la vanguardia de los grandes acontecimientos tenísticos, por delante de Wimbledon, Roland Garros, etc etc etc.

Qué tristeza. Qué bochorno. Estaba a punto de empezar el partido Robredo - Kiefer. Empezó a chispear. Padre previsor, saqué los chubasqueros de la mochila y le dije a mi hijo "Tranquilo Gonza, que ahora cierran el techo y vas a ver qué pasada"

Pues sí. ¡¡¡QUÉ PASADA!!! Cada vez llovía más y el techo sin moverse. Escapamos hacia uno de los vomitorios de acceso. El techo, inmóvil. Los voluntarios, mudos ante nuestras quejas y preguntas, ellos estaban también seguros de que enseguida se cerraría el techo.

De repente, llegó la orden. No, no la de cerrar el techo, sino la de poner la lona en la pista. Igual que en Wimbledon, pero con alguna diferencia. En Wimbledon "la lona" es un ejercicio coreografiado donde hasta el perro del guarda del club sabe qué tiene que hacer. En Wimbledon, mientras unos tiran de la lona, otros desmontan la red y otros colocan los soportes que impiden que el agua se acumule en la lona y hace que fluya hacia los laterales. En Wimbledon, sí, efectivamente, saben hacer las cosas. Por eso a los dos minutos de parar la lluvia, en Wimbledon se reanudan los partidos. Por eso es Wimbledon, con mayúsculas.


Pero -lamentablemente, debo decirlo, y por más motivos que explicaré en otra entrada- no era Wimbledon. No; era la Caja Mágica. La lona se dejó tirada de cualquier manera, acumulando agua, sin que a nadie se le ocurriera hacer nada para impedirlo. Dejó de llover. Los operarios se asomaron y vieron toooooda la pista encharcada. El remedio era evidente. Alguien debió pensar:"Puesto que es la Caja Mágica, que vengan Harry Potter y sus amigos a solucionarlo" Y automáticamente la pista se llenó de escobas y de operarios que, barre que te barre, fueron empujando el agua fuera de la pista. Por fin Robredo y Kiefer pudieron volver para -ellos sí- ganarse el jornal. En Wimbledon, habrían llevado ya 25 minutos en juego. Claro que en esos 25 minutos pudimos secar los asientos con servilletas y papel de periódico... la señora de mi izquierda preguntó "¿pero no había un tejado corredero de esos????"

Posteriormente se rompió el famoso "clavo", pieza metálica que sujeta el centro de la red a la pista. De los más de 10 minutos que tuvimos que esperar hasta que apareció uno de repuesto mejor no hablo, no vayan a tacharme de "antipatriota"... (En la foto el juez de silla intenta hacer un apaño mientras llega el clavo nuevo)





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2 comentarios:

  1. Parece mentira que alguien tan inteligente no haya reparado todavía en que su nombre (La Caja Mágica) le viene dado por su afán recaudatorio y no por lo deslumbrante de su funcionamiento.

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  2. Querido anónimo, gracias por tu comentario. Respecto al afán recaudatorio, te remito a mi post titulado "La caja registradora". Por cierto, nunca está de más firmar estos mensajes...

    En cualquier caso, gracias por leerlo.

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