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martes, 16 de junio de 2009

38

38. Hoy cumplo 38. Estoy peor que el anuncio de Fontvella porque, además de los años, me pesan los Kilos que da gusto. Llevo un mes y un día sin fumar (unos 600 cigarrillos, que se dice pronto) y he empezado con la homeopatía de desintoxicación. Ayer perdí el zen en algún lugar de la oficina, pero me he prometido a mí mismo encontrarlo hoy mismo antes de volver a casa; para ello, como siempre, rescato de la colección de mi inquilino la frase apropiada para mi momento laboral: “Es tu trabajo, eres un profesional y te pagan por ello… y si te tienen que pagar, ¡no puede ser bueno!”

Si te tienen que pagar, no puede ser bueno…

El caso es que, no hace tanto, disfrutaba con mi trabajo, los retos, los problemas sin solución que conseguíamos resolver…

Y ahora, si te tienen que pagar, no puede ser bueno…

En fin.

Menos mal que hay otras cosas que consiguen hacerme olvidar esas horas invertidas en el trabajo –claro, digo “invertidas” porque me dan un beneficio, ¿no? Al fin y al cabo, me pagan por ello…

Hablábamos de las otras cosas, de esas que hacen que mi inquilino deje de dar la barrila, de quejarse, de proponer…

Esta mañana, mientras me duchaba –y no penséis que la cosa va por ahí, que no es así…- Marta ha despertado a los niños. Se han escondido en la cama y, cuando he llegado a la habitación, ahí estaban los tres, medio dormidos, cantándome el Cumpleaños feliz con los regalos preparados. Y por encima de todo, con los besos y los abrazos preparados. De hecho, este recuerdo es el que me garantiza que, tarde o temprano, volveré a mi zen antes de volver a casa (imaginad mi tierna sonrisa en este momento…)

Además, ¿os he dicho ya que estoy de mejor humor?
Por cierto, ayer cociné pisto. Esta noche no por la celebración, pero mañana cae con unos huevos fritos... mmmmmmmmmmm


PD: Ya se que hoy ha quedado un poco pastelón, pero por ser mi cumple me permitiréis la licencia, ¿no?