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miércoles, 31 de agosto de 2011

Nuevos horizontes


Tras unas merecidas vacaciones, El Inquilino vuelve a la carga. Han sido días de descanso y reflexión, que han dado sus frutos, en la forma de nuevos horizontes.

Tuve tiempo de disfrutar lo indecible de mi familia, hacer muchas fotos y leer muchos libros, entre ellos la relectura de la saga Dune, una maravilla de la ciencia-ficción escrita por el maestro Frank Herbert que mezcla la ecología con las luchas de poder y la toma de decisiones en un Imperio galáctico donde los equilibrios de poder son siempre inestables y la traición está a la orden del día entre los gobernantes. Escrita entre los 70 y los 80, no deja de tener actualidad. De entre muchas páginas marcadas, hoy he decidido recurrir a dos párrafos que creo os pueden sonar tremendamente actuales:

"El buen gobierno nunca depende de las leyes, sino de las cualidades personales de aquellos que gobiernan. La maquinaria está siempre subordinada a la voluntad de aquellos que administran esta maquinaria. El más importante elemento de gobierno, de todos modos, es el método de elegir a sus dirigentes"

Pocos comentarios hacen falta, creo que todos estáis pensando en nuestro gran problema, la consabida coletilla de "los unos y los otros son iguales en muchas cosas, pero a alguien hay que elegir..."

"Los gobiernos, si perduran, tienden siempre de modo creciente hacia formas aristocráticas. No se conoce ningún gobierno en la historia que haya escapado a este esquema. Y a medida que la aristocracia se desarrolla, tiende más y más a actuar exclusivamente en interés de la clase gobernante... sea esta clase una monarquía hereditaria, una oligarquía de imperios financieros, o una burocracia bien afianzada"

Estamos aviados, os oigo pensar, nosotros ahora tenemos las tres cosas, una monarquía hereditaria (la verdad es que tampoco molestan demasiado y no dejan de dar un servicio), una oligarquía de imperios financieros (esos bancos que tienen en su puño a los partidos políticos, endeudados todos "hasta las trancas" hasta límites inmorales) y una burocracia bien afianzada (eso sí, en nuestro país, por burocracia, que no falte). Lo dicho, estamos aviados.

A todo esto la noticia de la convocatoria de elecciones para el 20-N me sumió en una nueva reflexión, más o menos así: Si el Gobierno, agonizante, ha anunciado su marcha; si se supone que van a ganar aquellos que "saben qué hay que hacer y prometen que lo harán" para sacarnos de la crisis; si, en el caso de que vuelva a ganar el mismo partido prometen que será un gobierno nuevo compuesto por personas que, ahora sí, también saben "saben qué hay que hacer y prometen que lo harán", aunque tenga poco que ver con lo que harían los otros; si, en cualquier caso, me van a crujir a impuestos, directos o indirectos, obligándome además a renunciar a parte de mi querido estado del bienestar, y probablemente -y si no al tiempo- van a recortar mis libertades...

Que paren el mundo, que me bajo. Paso. El Inquilino se declara, desde hoy, Acrata No Practicante (ANP, siglas también de Así No Puedo). No vuelvo a hablar de política, al menos mientras no haya un cambio radical en un sentido (para protestar amargamente) o en otro (para dar paso a la esperanza).

Así que a partir de ahora volveré al espíritu original de este blog: hablar de libros, música, amor, sensaciones, esas historias que a veces se me ocurren y nunca, nunca, NUNCA, de política.

De esta forma espero contribuir a que los días por venir -que van a ser duros de cojones- tengáis, al menos, un lugar donde buscar una sonrisa o una reflexión ajena a la vorágine política que nos enmierda.

¡Ala!