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lunes, 5 de abril de 2010

Las tradiciones no escritas

Hay tradiciones que, por no estar escritas y públicamente sancionadas, a veces dejamos pasar de lado, sin prestarles la atención que merecen. Hoy os hablaré de una de ellas, que me proporcionó una vivencia intensa y entrañable.

Conocí la existencia de la Cofradía a través de uno de sus miembros fundadores, que publicó por anticipado las intenciones, las sensaciones, el cómo y el por qué. Cautivado por su relato inquirí más información, que él amplió de buena gana, como siempre que se le pide. Atrapado sin remedio, le presenté mi solicitud de ingreso, aunque fuera “a prueba”, en su pequeña Cofradía.

Se trataba de conocer otra forma más de vivir la Semana Santa Leonesa, un poquito más allá de los pasos y las procesiones, o quizás un poquito más acá, nunca se sabe.

Mi solicitud de ingreso fue aceptada, y las 21:30 comenzamos la jornada cenando, respetuosos con los preceptos de la Cuaresma, el Bacalao –con mayúsculas- al ajoarriero que nos proporcionó la energía y el calor que tanto íbamos a necesitar. Disfrutamos además de una estupenda conversación, con vivencias y recuerdos de otras noches similares, que nunca iguales.

A continuación, caminamos tranquilos al encuentro, a espaldas del Colegio Leonés, del resto de la Ronda. Lejos de las aglomeraciones del resto de actos, la Ronda Lírico Pasional organizada por la Cofradía del Cristo del Desenclavo (en su nombre reducido) es un acto discreto, tranquilo, sobrio, no amenizado pero sí acompañado por un solo tamboril, una corneta y una carraca. El Mantenedor, flanqueado por las antorchas portadas por los cofrades, nos guió raseando por sus rincones favoritos de esta maravillosa “y vieja ciudad nuestra”, contándonos en “piedra y verso” el por qué de la selección de cada estación.

Así, hablamos de los Comuneros a las puertas de la Catedral, de la creación del Convento de las Clarisas, de uno de los milagros acontecidos a sus puertas, del origen del perdón Pascual a un preso a los pies de la Cárcel, del origen de la Hermandad del Desenclavo, las Tres Marías y el ascenso de Jesús al Cielo frente a la puerta del Perdón en San Isidoro…

Luego, nos sumergimos en lo más antiguo de León y, dejando atrás el Barrio Húmedo, pasamos de largo ante la Iglesia del Mercado, profundizamos en  el León medieval para encontrar, entre dos paños de muralla, el Vía Crucis que conducía, sepulcral silencio entre estaciones, al Crucificado camino de su destino. Este año no entrará al Convento de las Carbajalas pues las monjitas, ya mayores, no están para cánticos nocturnos y han pedido dormir en paz para poder rezar en condiciones, y a sus horas.


Por ello, tras presenciar el paso de todos los papones, respirando ese silencio sólo roto por el roce de los zapatos y las capas contra el empedrado, también por el obligado peaje tecnológico de las cámaras fotográficas (en este caso, mea culpa), presentamos nuestros respetos y, tranquilamente y despacito, nos vamos por donde Cristo vino, mostrándonos el camino, inmersos en reflexión, silencio y una mezcla de inquietud y paz interior.

Un café a tiempo, ya de madrugada, frente al Palacio Botines, nos devuelve poco a poco a la realidad cotidiana mientras nos proporciona esa pequeña dosis de calor que necesitaremos, ya de retirada, para llegar indemnes a nuestras camas; pero durante varias horas el sueño se resistirá a venir porque seguiremos embriagados por todas las sensaciones descubiertas.

Pedro, Marcos, Sergio, gracias de todo corazón por admitirme en vuestra pequeña Cofradía, por mostrarme, otro año más, que la Semana Santa en León es mucho, muchísimo más que el dichoso Genarín, y que hay tradiciones, aunque no estén escritas, que merece la pena conocer, disfrutar y conservar con frío en los pies, calor en el estómago, e ilusión en el corazón.

Las fotos, tratadas apresuradamente para poder subir este post, no hacen justicia, ni por asomo, al ambiente vivido durante esa fria -y cálida- noche leonesa. Espero poder, poco a poco, enseñaros pequeños rincones de una Semana Santa sobria y elegante, pero también festiva.

4 comentarios:

  1. Pues nada. Enhorabuena por el ingreso en esa Cofradía, Manolo. como sigas así, te vas a convertir en todo un Templario.

    Me alegro infinito que hayas dado la dimensdión debida a la celebración de la Semana Santa.

    Un abrazo.

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  2. Pues a mi creo que tambien me gustaria esa cofradia o hermandad,Todo sea por el disfrute de tanta belleza...

    La Semana Santa a parte de lo que significa, guarda muchas historias y mucha belleza.

    Me gusta mucho esta entrada.

    Besos

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  3. Qué ilusión conocer a un auténtico cofrade!! Preciosas las procesiones de León, no me extraña que estés ilusionado.

    Enhorabuena!

    un beso

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