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viernes, 8 de enero de 2010

5 metros más allá

Hasta ese momento y lugar había sido un feliz y orgulloso ciudadano de un país democrático y respetuoso con las libertades civiles del individuo. Justo hasta ese momento y lugar sus pertenencias, su identidad y su intimidad eran sólo suyas. 5 metros más allá, todo cambiaría.

No dejaba de mirar a esa línea, esa hilera, que le conducía hasta cinco metros más allá. 5 metros más allá vería sus pertenencias escrutinadas y su intimidad invadida; y lo malo es que no tenía claro hasta dónde llegaría esa invasión. Donde estaba, nadie podía invadir su intimidad a no ser que cometiera un delito y fuera detenido por los Cuerpos de seguridad del Estado. 5 metros más allá, andaría descalzo, sujetando con la mano el pantalón a medio caer, luchando con la otra mano para que la bandeja con sus efectos personales no se le escapase y desperdigara parte de su vida por el suelo, siendo cacheado (a veces magread@) por un vigilante de una empresa privada... sufriendo un trato que en cualquier otro lugar podría denunciar en voz alta, siendo escuchado y comprendido.

¿Cómo he llegado aquí? ¿Cómo he llegado a esto? ¿Cuándo empecé a cometer los errores que me han conducido a sentirme tan mal, tan humillado, tan denigrado, tan necesitado de gritar que soy inocente, que no he hecho nada malo, que no voy a hacer nada malo? ¿Debí haber elegido otro camino?

Sí.

Debiste elegir otro camino.

Te equivocaste.

Y tu equivocación te trajo aquí.

Podría ser la frontera entre un país democrático y una dictadura. Podría ser la entrada de la cárcel. Pero miras a tu alrededor y piensas que debiste elegir el tren en lugar del avión. Y juras que nunca más volverás a pisar un aeropuerto. Y sabes que faltarás a tu promesa y que, tarde o temprano, el destino te traerá de nuevo. Porque el mundo es así, porque trabajas en una multinacional que te volverá a obligar a viajar, porque...

Y lo peor de todo es que pretenden que lo aceptemos como bueno para nosotros, como algo beneficioso. Pero puedo llegar a la estación de tren 15 minutos antes de la partida y montarme en el tren sin pasar ningún control en absoluto. Esto me recuerda a aquello de "Comulgar con ruedas de molino"...

4 comentarios:

  1. Puffffff....que bien explicado!

    Yo no lo podria explicar mejor! que somos para ellos? hacen con nosotros lo que quieren y ni se te ocurra quejarte de nada pues seguro que lo pasaras peor....indignante.

    Besos

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo, Manolo. Estamos ante un atropello de gran magnitud, donde se ataca de forma inmisericorde la dignidad más básica de las personas.

    Por otra parte, este pateado de nuestros derechos más básicos en aras de una pretendida seguridad, conculca flagrantemente el artículo 18 de nuestra Constitución.

    ¿Es que no tendríamos los mismos problemas en un tren o en un autobús? o simplemente, ¿pasear por una calle en el momento equivocado?

    Ya veremos en qué termina todo ésto.

    Una vergüenza.

    Abrazos.

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  3. Claro que la situación es penosa, la explicas muy bien, pero si es el coste (y me temo que lo es) que hay que pagar por ponerle coto al terrorismo, estoy a favor.

    un beso

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  4. Al final, tendremos que poner en la balanza todo el conjunto de males que nos acechan, por un lado, mientras en el otro, nuestra natural curiosidad por conocer y viajar.
    Difícil elección para quien el viaje es una obligación.

    saludos

    CR ____________________________________
    LMA

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