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martes, 31 de enero de 2012

Reflejos de una pesadilla


Anoche tuve un sueño extraño. Era un sueño con imaginación y reflejo.

Soñé que imaginaba un mundo justo y limpio, donde nuestros governantes nos pedían esfuerzos justos y limpios. Nos subían los impuestos para darnos mejor servicio, y realizaban los ajustes en aquellos puntos donde se despilfarra a manos llenas; cortaban las subvenciones a sindicatos y partidos políticos, cortaban las subvenciones a todo tipo de asociaciones peregrinas cuyo objeto o no está claro, o está demasiado claro, o simplemente no tienen sentido. Recortaban en gastos de representación, huían de pantagruélicos ágapes, desayunos de lujo, coches oficiales, asesores personales, cargos políticos sin contenido.

Nos elevaban la edad de jubilación porque hoy por hoy un españolito de a pie puede trabajar más tiempo, beneficios de la civilización que ha prorrogado nuestra vida útil, haciéndonos sentir y ser jóvenes durante más tiempo y retrasando la aparición de la ancianidad. Justo es, pues, que trabajemos más tiempo y de paso reduzcamos el esfuerzo de la caja común de la seguridad social. Ellos, por su parte, dejaban de poder jubilarse a los 55 años, firmaban dedicación exclusiva a su cargo político, dejaban de cobrar 3 y hasta 4 sueldos por pertenecer a Comisiones Parlamentarias; al fin y al cabo, decían, ser miembro de una Comisión Parlamentaria es parte del trabajo de ser Diputado; al fin y al cabo, decían, si dedo dedicarme a trabajar como Diputado, no tendré tiempo para ser Secretario de nada en mi Partido; dejaban también de crear empresas públicas ineficientes, donde los sueldos y las prebendas están a años luz de los usos de la empresa privada.

Refundaban el capitalismo, tal y como prometieron, estableciendo reglas y organismos de control eficiente de la actividad económica y financiera, juzgaban y encarcelaban a los culpables de tamaño despropósito, prohibían la generación fantasma de riqueza y obligaban a que la riqueza fuera el fiel reflejo del valor de los bienes. Exigían a los Bancos el establecimiento y aplicación de normas claras de riesgo a cambio de la barra libre de liquidez del Banco Centra Europeo, a cambio de ayudarles a digerir el empacho de ladrillo que ellos mismos cocinaron y fomentaron cuando decidieron ignorar las más elementales normas de prudencia. Obligaban a los bancos a respetar el valor de tasación en el que se basaron para conceder las hipotecas y establecían que un préstamo hipotecario tiene la sóla garantía del bien hipotecado; al fin y al cabo, por ello se supone que hacen un análisis de riesgo, por ello se supone que cobran unos intereses que les dan beneficio a la par que cubren el riesgo que asumen al prestar dinero...

Dejaban de lado, por supuesto, la utilización permanente de las Cajas de Ahorro para lograr sus fines políticos, para crear más empresas públicas o semi-públicas en las que colocar a los familiares, amigos, conocidos y dinosaurios varios. Ah, sí, de hecho también abandonaban esa mala afición de contratar obras faraónicas a costa de endeudar a los Ayuntamientos, las Comunidades Autónomas, el propio Estado, y abandonaban así los sueños de altura que tanto aeropuerto inútil -y ahora cerrado, o nunca abierto- nos llenó a todos durante mucho tiempo de pájaros la cabeza, y que tanto puerto inmenso -que nunca se llenó- nos henchía de orgullo mal entendido, y que tanto AVE veloz nos llenó la patria de trenes vacíos que nos costaban dinero -otra vez- cada vez que circulaban.

Todos nos esforzábamos en mi sueño imaginado. Todos.

Sin embargo, mientras soñaba, todo lo anterior era fruto de mi imaginación. Descubrí que tenía los ojos cerrados. Los abrí, y ante mí se presentó el reflejo desolador de una pesadilla. Escuché una voz grave, estridente, que me llegaba de todas partes, haciendo que mi cabeza diera vueltas sin parar, haciéndome perder el equilibrio y dejándome justo al borde de ese charco sucio y rebosante. "Pagarás más impuestos" decía la voz, "y a cambio nosotros te recortaremos tus derechos. Te cobraremos otra vez por ir al médico que ya pagabas con tus impuestos para que aguantes el dolor hasta que ya no puedas más. Recortaremos el presupuesto de la Educación para fomentar tu afán de esfuerzo y superación. Acortaremos el subsidio por desempleo, para que dejes de vaguear y te esfuerces en encontrar un trabajo. Abarataremos el despido para que te esfuerces más en tu trabajo, suerte tienes de tenerlo, no lo dejes escapar. Recortaremos el presupuesto de investigación, para que no se te llene con más pájaros la cabeza, ya inventarán otros, ya innovarán otros, al fin y al cabo... Todo lo que ahorremos con ello lo destinaremos a tapar los agujeros de las Cajas, a digerir los bancos malos, a seguir financiando con el dinero del estado a aquellos que nos financian a nosotros, que nos perdonan nuestras deudas, que nos dejan caer permanentemente en la tentación"

La voz seguía, y seguía, y seguía, pero yo ya no escuchaba, el pánico se había apoderado de mí; levanté os ojos al cielo y lo que vi me llenó de pavor; una gaviota volaba en círculos sobre mi cabeza mientra sostenía una rosa entre sus patas. Chillé, me trastabillé, y justo cuando el agua sucia y espesa de la ciénaga reflejada de mi sueño rodeaba mi cuerpo y se apoderaba de mí, arrastrándome a las profundidades, desperté.

Me levanté de la cama, caminé a oscuras por el pasillo, retomando poco a poco el rito tranquilo de mi respiración. Menos mal, pensé, sólo ha sido un sueño. Mientras lo pensaba, una carcajada siniestra, de ultratumba, retumbó en las paredes del pasillo.

¿Un sueño? NO. Una pesadilla.

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