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lunes, 6 de septiembre de 2010

Historias de El Retiro (I)


Como tantas otras tardes, desde hacía ya mucho tiempo, quizá demasiado, reunió el poco valor que le quedaba y decidió enfrentarse a su mayor temor, ese folio en blanco que siempre quiso llenar con todo aquello que bullía en su interior, le acortaba la respiración y llenaba su pecho de angustia. Quería compartir sus sentimientos, hacer partícipe a todo el mundo de sus ideas, sus inquietudes, sus pasiones, conseguir que todos llorásemos y riésemos como ella hacía cada día.


Como tantas otras tardes, se forzó a la aventura incierta de asomarse a su interior para tratar de decidir por dónde empezar, qué contar primero, cómo hilarlo con lo que vendría después. No era fácil, porque en realidad ni siquiera había un principio que utilizar como ancla. Mil chispas de interés reclamaban su atención al mismo tiempo,  revoloteaban a su alrededor a toda velocidad y con trayectorías independientes, haciéndole muy difícil elegir una cualquiera para comenzar su historia.


Como tantas otras tardes, se sintió incapaz de canalizar ese torbellino de emociones sin destruirse a sí misma por el camino, incapaz del esfuerzo de traducir sus sentimientos a palabras sobre un folio en blanco; las palabras que venían a su mente no reflejaban ni de lejos lo que ella sentía, cómo se sentía.... deberia ser algo que hiciera que el lector se sientese expectante,

incierto,
arriesgado,
asustado...
debería ser algo que ofreciera alegría,

esperanza,
osadía,
orgullo,
y, por supuesto, amor.
Era tan, tan difícil...

Buscó la huida, o ayuda, o inspiración, no tenía claro qué, en un parque cercano a su casa; quizá esperaba que la calma que invadía el parque en el calor del verano, el roce de la hierba ligeramente húmeda en sus pies, el ruido del viento agitando las hojas de los árboles, contribuyeran a calmar su ansiedad, serenar su espíritu y mostrarle el camino…





El tiempo pasaba y la frustración se tornaba casi aburrimiento cuando levantó la vista, frotándose los ojos, tratando de encontrar una chispa en la tiniebla de su ojo cerrado, y le vio. Un cíclope la espiaba desde el otro lado del seto tras el que se resguardaba. Un cuerpo alto, grande, de anchos hombros y una cabeza cuadrada y negra de la que sobresalía un ojo alargado y ancho. Tras un primer momento de sobresalto, se dio cuenta de lo que estaba viendo y respiró, sonriendo mientras recuperaba la respiración.

A pesar de todo, cuando vio a ese individuo fotografiando su momento de melancolía, dejó de lado su obsesión de sacar al exterior todo lo que llevaba dentro y empezó a imaginar la historia de ese hombre, alto, en la cuarentena, ligeramente pasado de peso que la miraba con una mezcla de melancolía y comprensión cuando bajó la cámara.



En ese momento, su corazón, su cerebro y su bolígrafo obraron la magia y las palabras empezaron a fluir a toda velocidad, llenando el maldito folio en blanco con la historia de un hombre que, cansado de estrellarse tantas tardes contra el muro infranqueable de un folio en blanco, decidió convertirse en cazador de imágenes; y mientras buscaba esa imagen definitiva, “la imagen” que lo diría todo sin necesidad de palabras, encontraba en los demás el reflejo de su pasado…

4 comentarios:

  1. Bonita historia!

    Pero te confieso que yo seria incapaz de realizar este tipo de fotos, las mias saldrian movidas por lo nerviosa que me pondria...

    Besos

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  2. Ese "cíclope que la espiaba desde el otro lado del seto tras el que se resguardaba, con un cuerpo alto, grande, de anchos hombros y una cabeza cuadrada y negra de la que sobresalía un ojo alargado y ancho", no sabe nada el muy tunante.

    Vamos, ¿no había otro escritor incipiente con dificultades para rellenar el folio en todo El Retiro, pero bajito, calvo y con una ligera cojera en la pierna izquierda?

    No señor. Tenía que ser una chavala guapa.

    ¡Lo que hace el estar de Rodríguez!

    ¡Ja, ja, ja, ja!

    Un abrazo.

    Pdata.- La historia muy bonita, pero no cuela.

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  3. Qué chulo!!! cada uno buscamos una excusa a cada cual más peregrina.

    yo este año, a más de mil kms de distancia de mis raíces, quiero escribir lo que durante los últimos años no he escrito. llevo más de un mes sin leer, para no enviciarme y no poder buscar excusas, pero aun no estoy tan asentada como para sacar tiempo para la escritura.......¿llegará el momento? ¿y la inspiración?

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  4. pues tu foto me ha recordado a mi mismo hace ya muchos años cuando bajaba con la bicicleta a hacer unos kms. al retiro. solia llevar un libro de bolsillo en la riñonera para cuando me apeteciera descansar a la sombra de algun buen arbol. lo de escribir ya es otra cosa, eso son palabras mayores. me ha gustado mucho esta entrada, un abrazo

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