Lo mejor de este blog...

miércoles, 18 de abril de 2012

un paisaje partido

Un paisaje partido siempre te llama la atención; estamos acostumbrados a los paisajes monótonos, casi planos si se me permite la expresión. Da lo mismo que vayamos por terreno montañoso, donde la sucesión de picos y valles se nos presenta como un todo único, o por una dehesa donde ya esperamo ver, de vez en cuando, un árbol que rompe la monotonía sin romper por ello el paisaje.

Sin embargo los cambios bruscos de color nos llaman la atención; es algo que los maestros de la fotografía aprovechan utilizando el contraste entre colores a su antojo, y que me sucedió a mí mientras viajábamos por tierras leonesas. Últimamente siempre llevo la cámara preparada en aquellos tramos que pueden darme alguna imagen, y esta vez me llevé esta de recuerdo; un prado verde que se partía de repente para dar paso a un viñedo cuyas líneas me guiaban hasta el horizonte. Es una de esas veces que maldices estar en una autopista sin posibilidad de parar para sacarle todo el jugo, aunque mi mujer dio gracias por el mismo motivo por el que yo maldecía, "menos mal que no puedo parar, si no me veo aquí esperándote durante 20 minutos hasta que saques la fotito..." Son en definitiva dos maneras de vivir la fotografía, y reconozco que en general demasiada paciencia tiene conmigo y con mi cámara.

La imagen, en cualquier caso, da paso a la reflexión, a contraponer el barbecho frente a la labranza, el échate a dormir frente al ganarás el pan con el sudor de tu frente, el "verdes las han segado" frente al "con mi arado abro los surcos, con mi arado escribo yo páginas sobre la tierra de miseria y de sudor".

También me recuerda una canción que comenzaba "Negras tormentas agitan los aires, nubes oscuras nos impiden ver". Mi ánimo, está claro, está muy bajo últimamente, pero aún así quiero pensar y creer que nuestros gobernantes y sus opositores serán capaces de sacar a relucir la Grandeza, con mayúsculas, que se les supone si bien la han tenido escondida en los últimos tiempos, para alcanzar los acuerdos debidos y evitar así que acabemos en las barricadas. Esta grandeza pasa, ineludiblemente y como ya algunas figuras políticas han mencionado, por adelgazar la estructura del Estado, eliminar unos cuantos miles de cargos políticos y sus consiguientes presupuestos; pasa también por enfocar los recortes en mejorar la eficiencia, en poner a gestores cualificados al frente de cada partida presupuestaria con independencia de su color político y obedeciendo exclusivamente a su experiencia profesional, saber hacer y sentido común. Pasa, por supuesto, porque el que la haga, la pague, y no se le bonifique con tipos reducidos y con fiscales complacientes. Y después de todo ello, por pedirnos al "censo por cabezas", que decían los romanos, que nos apretemos el cinturón todo lo que sea necesario.

Pero señores míos, es necesario predicar con el ejemplo. Es necesario que los que estamos tirando del arado, podando las viñas, aguantando el chaparrón, veamos cómo ustedes dejan de retozar en esa verde pradera y la ponen de una vez por todas a producir.

miércoles, 11 de abril de 2012

Agárrate, que vienen curvas!!!


Hoy el inquilino está vago. O, como diría uno que yo conozco, "partidario del humor inteligente".

Así que lo dejamos aquí; un consejo, una imagen... ¿qué más queréis? que cada cual lo pille por donde quiera, pero con cuidado que la curva tiene el firme deslizante...

Pinchando en la foto la veréis mejor.

miércoles, 4 de abril de 2012

la esencia


El inquilino lleva mucho tiempo hablándome de la esencia. No termino de entender con exactitud que es eso de la esencia, porque cuando converso con el inquilino a veces se nos mezcla el alma, la mente, conceptos todos ellos de definición tan amplia que vaya usted a saber lo que significan en realidad.

Finalmente, después de tanta conversación, el Inquilino me dijo: "Mira Manolo, no le des más vueltas. Puedes adornarlo tanto como quieras, puedes revestirlo de capas y más capas para que parezca otra cosa, pero al final da lo mismo, tras el maquillaje, la ropa, la religión, la política, la profesión, el equipo de fútbol, la situación económica, los gustos musicales, las aficiones conocidas, las desconocidas y las secretas, la comida favorita del puchero de la abuela, tras cualquier otra capa, adorno o cobertura que puedas o quieras imaginar, estás tú. Sólo tú, en estado puro, lo que eres en realidad y dicta tus instintos primarios; y eso, por mucho que trates de controlarlo, esconderlo, engañarlo, incluso negando, sigue estando ahí, quieras o no. Y llegará un momento e que te verás en una situación crítica, da lo mismo que sea emocional, económica, laboral, religiosa; en ese momento todo lo que tú eres echará a un lado a todo lo que has aprendido, todo aquello que ha condicionado tu comportamiento, todo aquello que te hacía sopesar los pros y los contras de cada decisión para medir tu respuesta. Todo ello desaparecera, porque ni te acordarás de ello. En ese momento crítico, esa situación de vida o muerte o ese punto de no retorno que exigirá una respuesta instantánea, será tu esencia lo que decida una respuesta primaria que reflejará lo que eres en realidad"

Este inquilino mío le da muchas vueltas, la verdad, menos mal que es él quien carga con el peso de las reflexiones sesudas, y me deja a mí las facilonas, esas que tratan con el día a día, con el qué me pongo, a quién voto, de qué equipo me hago y esas cosas. Pero llevo ya un buen rato hablando conmigo mismo al respecto y, de repente, hace ya varias horas, le lancé una pregunta al Inquilino:

"Oye, Inquilino, ¿y qué pasaría si un grupo grande de gente, digamos un país, o una parte significativa de él, se viera enfrentada a esa situación crítica al mismo tiempo? Quiero decir, ¿y si de repente millones de personas se encuentran en esa situación límite que hace que 'cualquier cosa pueda pasar'?"

En mi cabeza escuché una respiración extraña, angustiada, seguida por varios segundos de silencio. De pronto, unos pasos rápidos, ansiosos, retumbaron en mi cabeza alejándose cada vez más rápido de mi yo consciente.

"¿Inquilino? ¿Inquilino? Oye, ¿eras tú quien salió corriendo? Inquiliiiiiiinoooooooooo"

Llevo horas llamándole sin éxito; creo que se asustó tanto de la respuesta, que salió corriendo. Y es que el Inquilino, aunque no lo parezca, es mucho más sabio que aquellos que están poniendo a todo un país al borde de "uno de esos momentos"