Lo mejor de este blog...

miércoles, 20 de enero de 2010

Ultimas lecturas

Mucho tiempo sin escribir, sobre todo porque el poco tiempo que podía dedicarle al blog lo pasé leyendo, en ocasiones de manera compulsiva. os menciono alguno de los últimos libros, si bien os quedará claro que me he cebado en el género "fantasía"... Así que empezamos por Ciencia Ficción -coherente que es uno, jajaja-.


La voz de los muertos es la segunda parte de la Saga iniciada con El Juego de Ender, probablemente uno de los mejores que he disfrutado en este género. Esta segunda parte no terminó de cuadrarme de entrada, tuve muchas dudas, y llegué incluso a apartarlo durante un pequeño lapso para dedicarme a la fantasía; fundamentalmente porque descubrí -y mantengo- que al amparo del paraguas de la ciencia ficción se escondía una especie de tratado de filosofía / ética y, francamente, no tenía claro si me apetecía meterme en esa guerra. Finalmente me enganchó, me sentí cómplice de Ender en ese viaje de miles de años en el que trata de purgar su pena y sentimiento de culpa por su "éxito" del pasado, en el que aniquiló una especie entera...

Los problemas que surgen entre etnias, nacionalidades, razas distintas se magnifican aquí al coincidir dos especies inteligentes, los humanos y los cerdis, mientras Ender guarda en secreto la tercera (la crisálida recuperada del planeta de los insectores). El choque es brutal, las distintas costumbres, ciclos biológicos, formas de relación y comunicación etc hacen que todo esté a punto de saltar por los aires.

Además, una crítica profunda a nuestros usos y costumbres, incluyendo religiones, sumergiendo a Ender en un torbellino de emociones propias y de otros a través de su nueva profesión como "Portavoz de los muertos", y su relación con otro "ser" que sólo él conoce... junto con un canto a la capacidad humana de adaptarse y cambiar, aunque ... hasta aquí puedo leer.

Sólo deciros que ahora estoy inmerso, entre otros, en la tercera parte, Ender el Xenocida, que de momento me tiene muy enganchado... (Osea, que sí, que me gustó mucho, me dio que pensar y me hizo dar un paso adelante en la saga...)

viernes, 8 de enero de 2010

5 metros más allá

Hasta ese momento y lugar había sido un feliz y orgulloso ciudadano de un país democrático y respetuoso con las libertades civiles del individuo. Justo hasta ese momento y lugar sus pertenencias, su identidad y su intimidad eran sólo suyas. 5 metros más allá, todo cambiaría.

No dejaba de mirar a esa línea, esa hilera, que le conducía hasta cinco metros más allá. 5 metros más allá vería sus pertenencias escrutinadas y su intimidad invadida; y lo malo es que no tenía claro hasta dónde llegaría esa invasión. Donde estaba, nadie podía invadir su intimidad a no ser que cometiera un delito y fuera detenido por los Cuerpos de seguridad del Estado. 5 metros más allá, andaría descalzo, sujetando con la mano el pantalón a medio caer, luchando con la otra mano para que la bandeja con sus efectos personales no se le escapase y desperdigara parte de su vida por el suelo, siendo cacheado (a veces magread@) por un vigilante de una empresa privada... sufriendo un trato que en cualquier otro lugar podría denunciar en voz alta, siendo escuchado y comprendido.

¿Cómo he llegado aquí? ¿Cómo he llegado a esto? ¿Cuándo empecé a cometer los errores que me han conducido a sentirme tan mal, tan humillado, tan denigrado, tan necesitado de gritar que soy inocente, que no he hecho nada malo, que no voy a hacer nada malo? ¿Debí haber elegido otro camino?

Sí.

Debiste elegir otro camino.

Te equivocaste.

Y tu equivocación te trajo aquí.

Podría ser la frontera entre un país democrático y una dictadura. Podría ser la entrada de la cárcel. Pero miras a tu alrededor y piensas que debiste elegir el tren en lugar del avión. Y juras que nunca más volverás a pisar un aeropuerto. Y sabes que faltarás a tu promesa y que, tarde o temprano, el destino te traerá de nuevo. Porque el mundo es así, porque trabajas en una multinacional que te volverá a obligar a viajar, porque...

Y lo peor de todo es que pretenden que lo aceptemos como bueno para nosotros, como algo beneficioso. Pero puedo llegar a la estación de tren 15 minutos antes de la partida y montarme en el tren sin pasar ningún control en absoluto. Esto me recuerda a aquello de "Comulgar con ruedas de molino"...