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viernes, 25 de septiembre de 2009

España, pasado y presente...

La foto corresponde a nuestro fin de semana disfrutando del Canal de Castilla, que además de gustarnos mucho me hizo reflexionar acerca de esta nuestra España que, parafraseando a Unamuno, a veces “duele que te cagas”…

El texto de apoyo está extractado de http://www.canaldecastilla.org/, y me ha quedado un poco largo para que nadie me acuse de “manipular / sesgar la información”… así que he decidido anteponer la opinión a la información para que cada cual decida dónde para…

Mi reflexión:

Que cuando nos damos cuenta de que los Europeos nos llevan ventaja, y mucha, con su red de canales creada poco a poco y bien aprovechada, decidimos copiarles “a lo grande” y “de repente”.

Que cuando lo Público no es capaz de sacarlo adelante, se decide privatizar la construcción para hacerlo más rápido y eficiente…

Que cuando lo Privado no llega a tiempo, se le amplía el plazo para finalizar (eso sí, en aquel entonces les bajaron el tiempo de explotación de 80 a 70 años)… En lugar de 7, lo acabamos en 14 años y no cubrimos los objetivos iniciales…

Que a los 10 años de inaugurarse, deja de ser útil porque la tecnología nos ha adelantado y ya no somos competitivos… con lo que seguimos luchando en la liguilla de ascenso...

Y no, no me vale que digan que también fue el responsable del “despertar industrial de la región”, porque todos sabemos cómo está la industria en la región…

¡¡¡Joder!!! ¿Y esto es de hace 150 años? Pues parece de ahora mismo… El caso es que sigo a la búsqueda de un pais civilizado al que emigrar, pero tengo tantas condiciones para conceder la etiqueta que no consigo encontrar ninguno donde, además, acompañe el clima...


Historia:
EL CANAL DE CASTILLA, es uno de los proyectos más relevantes de ingeniería civil de la España Ilustrada, el objetivo principal de su construcción fue servir como vía fluvial de comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento al que estaba sometida la meseta castellana y leonesa, debido a una orografía complicada y una deficiente y mal conservada red viaria, que dificultaba y hacía casi imposible el transporte de los excedentes agrarios de la región, cereales en su mayoría

…Las obras de este grandioso proyecto dieron comienzo el 16 de julio de 1753…

El rey Fernando VII, previa visita realizada a las instalaciones del Canal, y viendo que el Erario Público no era capaz de seguir sufragando el coste de dicha obra, dicta, el 10 de septiembre de 1828, una Real Orden para que el proyecto pudiera ser ejecutado por una empresa privada.

De esta forma, en 1831 el Estado concede a la “Compañía del Canal de Castilla” la explotación del Canal durante 80 años, una vez finalizadas las obras. A cambio se compromete a finalizar las obras en un plazo de siete años.

Nuevas dificultades bélicas de la época impiden el cumplimiento de los plazos marcados, por lo que es necesario redactar un nuevo convenio mediante el cual se acorta el plazo de explotación a 70 años, y se amplía el plazo para acometer las obras, lo cual permite finalizarlas en 1849, tal como las conocemos en la actualidad. Una vez privatizada su construcción en 1835…Aunque la navegación comenzó por el ramal Campos-Norte a finales del siglo XVIII, la época de mayor esplendor tuvo lugar una vez concluido todo su recorrido actual, entre los años 1850-1860, cuando las barcas que surcaban el Canal superaban las 350, la mayoría de ellas de propiedad privada.
La apertura de la línea férrea Valladolid-Alar del Rey, con un trazado casi paralelo al del Canal de Castilla, motiva que el Canal de Castilla vea truncada su utilización “como vía de transporte y comunicación”.

No obstante su cauce sigue proporcionando otros usos derivados de la fuerza motriz, generando un desarrollo económico e industrial en las localidades por las que discurre y propiciando que nazcan fábricas de papel, harinas, cueros, molinos, armas e incluso astilleros. El Canal de Castilla ya no solo era una vía de comunicación y una arteria para irrigar los socarrones campos de Castilla, también era el responsable del despertar industrial de la Región.

jueves, 17 de septiembre de 2009

€urodisney, mas tiendas que atracciones



Como ya sabéis por posts anteriores, la estrella de nuestras vacaciones veraniegas fue la visita a €urodisney (o Disneyland Resort París, como lo llaman ahora).

La estancia ha despertado sentimientos contradictorios. Por una parte, los niños –y nosotros también- han disfrutado tanto, han vivido tantos momentos de fantasía, ilusión y alegría viendo, tocando, jugando con sus personajes favoritos que todo lo demás cobra una importancia menor. Por otra parte, el sentimiento de estar viviendo cinco días en un gigantesco centro comercial que trata de venderte lo que sea en cualquier rincón… no me dediqué a contar, lo único que me faltaba, pero francamente la sensación es la del título, ¡¡¡había más tiendas que atracciones!!!


Y lo malo no es encontrar con más facilidad las tiendas que los aseos, o los restaurantes. Tampoco los precios del merchandising ofrecido, que francamente podría ser más bajo. Tampoco la desmesurada variedad de productos, ni la localización de grandes tiendas a la salida de algunas atracciones que hace que muchas maravillas entren, invadan, los ojos de tus peques.

Lo malo, queridos amigos, es el conflicto que se genera con tus hijos cuando debes decirles “no”. Y se lo debes decir, muchas, muchísimas veces al día. Tantas, que se te acaban las excusas, las ganas de dar una respuesta lógica, dialogada. Tantas, que la pareja llega a discutir por poner el listón a alturas distintas, incluso aunque la diferencia sea de muy pocos €. Tantas, que acabas recurriendo al “no” y al “porque no”. Tantas, que justo en ese momento comprendes a tus padres y lo que tuvieron que aguantar en tu infancia, y se te ponen los pelos de punta pensando en lo que se te viene encima con la adolescencia.


Papá, Mámá, gracias por esas sesiones educativas que tanto bien nos hicieron, y tanto os hicieron sufrir, aunque haya tardado años en entenderlas en toda su extensión. Ahora también entiendo lo duro que llega a ser decirle “no” a algo que le hace tanta ilusión a tu hijo, aunque sepas que es una ilusión momentánea y provocada. Y el bien que puede hacerles.

Las atracciones en sí, pues ni mucho ni poco sino todo lo contrario; salvo honrosas excepciones, nada que no vayas a encontrar en el Parque de Atracciones de Madrid –en unos cuantos casos, mejor las de aquí, sin chovinismo ¿eh? Y mejor no hablo de las colas, que llegan a ser traumáticas, aunque en eso el Parque no le va a la zaga… Resumiendo, 45 minutos de cola para 45 segundos de atracción. Mmmmm….

Inigualable y digno de admiración, elogio y recomendación el maravilloso mundo que han sido capaces de crear. Merece la pena pasear, pasear y pasear, disfrutar de los distintos “lands” , especialmente Fantasyland, los personajes que aparecen continuamente y que te obligan a practicar “la caza de la foto”… He caminado mucho, muchísimo, tanto que en cinco días de hamburguesas, pizzas, perritos calientes etc adelgacé dos kilos… ¡el mundo al revés! Sorprendente en lo positivo la facilidad de acceso al agua corriente, con fuentes bien distribuidas y localizables, que me hizo recordar mi post acerca de la voracidad recaudatoria en la Caja Mágica de Madrid.

¿Lo recomiendo? Sí. A pequeños y a mayores. Sin duda. Mi balance final han sido 5 días de magia con los peques. Sólo una recomendación:
Prepara un presupuesto muy abultado, o practica mentalmente el “no” y el “porque no”, que te va a hacer falta.


PD: No, no se me ha olvidado hablar de los hoteles. Entra en un terreno demasiado personal donde lo que a uno le parece fantástico a otro le parece cutre y nadie se pone de acuerdo. En mi opinión –y a buen entendedor pocas palabras bastan- eran magníficos escenarios Disney montados sobre el típico hotel francés, tal y como los disfruté en el 98…

PD2: Las fotos no son las mejores que tengo, pero sí de las pocas donde no salen los niños…

martes, 8 de septiembre de 2009

¿Derrotados por las vacaciones?

Pues eso, se acabaron las vacaciones. En realidad se acabaron hace ya más de una semana, más o menos el tiempo que he tardado en superar la crisis post-vacacional; es curioso cómo a medida que pasa el tiempo nos vamos haciendo más y más tópicos...
La foto está tomada en Disneyland París, y muestra perfectamente cómo me encontraba yo después de un día de cargar con mis retoños arriba y abajo recorriendo una y otra vez todo el parque. Bueno, sí, lo reconozco, y de disfrutar yo también como un enano de las atracciones, el ambiente, la sonrisa de felicidad de los niños... francamente, mereció la pena. Mucho.
Sin embargo, estas últimas vacaciones me han impulsado a una reflexión; ¿intentamos abarcar demasiado en muy pocos días? en tres semanas he viajado en tren a Benidorm, tres o cuatro días allí y desplazamiento a Denia, otros cuatro o cinco días y oootra vez a hacer maletas para ir a Vera, en Almería; de allí a Madrid, Madrid-París en avión, cinco días en Disney y vuelta para casa... no se, ¿no queremos hacer demasiadas cosas? Al final, al hacer la cuenta del tiempo "perdido" -o invertido- en desplazamientos me invade la pereza... Y sin embargo, lo hemos pasado tan bien...
Creo que en realidad es que acaban de terminar y ya las echo de menos...
En cuanto a libros, he terminado la trilogía de Millenium, y debo decir que sin considerarlo un libro de culto, merece la pena sumergirte en las aventuras de Lisbeth Salander. Nos desmitifica bastante la idea que tenemos en general -vuelta a los tópicos- acerca de lo estupendo que debe ser vivir en Suecia, estado del bienestar, larga tradición democrática etc etc.
Terminé también Casa Capitular: Dune, de Frank Herbert, la n-sima secuela de una de las mejores novelas de la historia de la Ciencia Ficción: ni si, ni no, sino todo lo contrario. Si eres un fan de Dune, la aguantas y encuentras bastante jugo. Si no, huid.
La gran, grandísima sorpresa, fue Eldest, la segunda parte de Eragon. Si la primera no terminó de convencerme, llegando a parecerme un Señor de los Anillos muy simplificado, la segunda ha ganado en consistencia, profundidad, fantasía y estructura. Y encima, la bromita del título, que únicamente endiendes cuando llegas al final y sabes inglés... Una faena, porque ahora tendré que ir a por la tercera...
Anuncio mi próximo post, utilizando una frase muy recurrida por los escritores últimamente: casi con toda seguridad, se titulará "Disneyland, más tiendas que atracciones".