Lo mejor de este blog...

viernes, 7 de agosto de 2009

Esas viejas amigas a las que no olvidamos...

Y no, malpensados, no hablo de mujeres, jejeje. hablo de estas maravillas de aquí abajo...




El otro día pasé por Fotocasión, Meca de la fotografía durante mis años de juventud.... y tuve un flashback en el que volvía a tener mi vieja FM2 que lo único que hacía por mí era sostener el negativo (y no dejarme NUNCA tirado )

Esta foto está tomada con una nueva D90 que hace mucho por mí... y no se deja dominar la "jodía"... Técnicamente no es una gran foto, está hecha a vuelapluma mientras esperaba una tapa protectora para el visor de la cámara, pero cuanto más la veo, más me hace recordar con nostalgia a esas viejas amigas, cuando la buena foto de aficionado dependía de tu pericia con la cámara mucho, muchísimo más que de tus conocimientos de Photoshop...

Pues eso, que me voy de vacaciones con la D90 a ver si de una vez por todas la nueva me hace olvidar la antigua... Nos vemos en Septiembre, que seais muy felices.

martes, 4 de agosto de 2009

Una de cal y otra de arena...

Como ya sabéis esta semana estoy de “Rodríguez”, quemando los últimos cartuchos en el trabajo a la espera de arrancar mis muy, muy, muy necesitadas vacaciones. La verdad es que el último año Agosto 2008 – Agosto 2009 ha sido duro, con muchísimo desgaste emocional en el trabajo y mi mente necesita más el descanso que mi cuerpo…

Mi cuerpo… sigue igual, más o menos, lo que significa que después de 2 meses y 20 días sin fumar (1.600 cigarrillos, ¿os lo podéis imaginar?) no he engordado. Es una gozada poder hacer ejercicio físico sin sentir que mi corazón está a punto de romperme el pecho…

Pero hoy no quiero hablar de mí. Quiero hablar de dos experiencias que he tenido, la primera ayer por la tarde, la segunda esta mañana.




Aún hay quien se para a ayudar
Ayer, dado que estoy de Rodríguez y mi codo necesitaba un poco de descanso de tenis, decidí hacer algo que tenía pendiente desde hace años: volver a pasear por la ciudad con mi cámara de fotos en la mano. Madre mía, qué diferencia a hacer una foto en un entorno “controlado”, tener que ver la foto, enfocar, disparar, la “fotografía Street” en estado puro, de la que Cartier Bresson fue el máximo exponente.

Y me encontré con esta escena que os adjunto, que tiene mucha miga. Si os fijáis, al chico joven le falta una pierna, y por algún motivo no tiene muletas ni silla de ruedas. El señor mayor que le está ayudando a sacar dinero del cajero no fue el primero al que pidió ayuda, pero sí fue el primero que paró. Asistí a buena parte de la escena mientras caminaba por una calle larga y recta, hasta que cuando les tuve a tiro inmortalicé este sencillo y maravilloso acto de solidaridad.

La culpa no es mía, es de mis compañeros o de mi empresa…
Mientras daba el paseo fotográfico, Correos intentó entregarme un paquete y me dejaron la correspondiente notificación “Puede retirarlo en su oficina de Correos de la Calle X, a partir del día siguiente a la notificación, en horario de 08:30 a 14:30”

¿De 08:30 a 14:30? ¿Horario de “atención” al público?. La primera en la frente: incluso cumpliendo rigurosamente mi horario de jornada intensiva, cierran media hora antes de que salga, así que decido llegar tarde a trabajar, porque salir pronto...

La segunda, en el pecho. Abren con 10 minutos de retraso, hay cola en la puerta. Empiezan los problemas con la chica de delante, cuya notificación de Hacienda no aparece, “es que lo de ayer no nos ha llegado todavía” ¿es que se lo llevan los carteros a casa para no pasar por la oficina?. Por supuesto, mi paquete tampoco está.

Primera dependiente: “Es que al ser Urgente tienen que intentar entregárselo dos veces” Oiga, entonces ¿por qué me dejan una notificación para que venga a por él? Eso no es culpa mía sino del compañero que le deja la notificación, espere que llame a la oficina de Alcobendas a ver si está allí (alucino). Por supuesto, allí les dicen que no y yo empiezo a impacientarme, cuando...

El Segundo dependiente, ante la avalancha de críticas de todos los que no teníamos nuestras cartas/paquetes, da un paso atrás, levanta las manos y dice (literalmente) “Oigan, no la tomen con nosotros, esto es culpa de la empresa, nosotros estamos aquí trabajando. Hay un teléfono para quejarse de la empresa” y se pone a escribirlo en un trocito de papel. Yo le digo “precisamente trabajando es donde tendría que estar yo, y sin embargo estoy aquí esperando una solución o una respuesta que no sea ‘vuelva usted mañana a ver si ha aparecido’”. Le digo lo que he pagado por el servicio, se pone más nervioso y se va sin decir palabra a la trastienda.

La Tercera dependiente entra en escena, mira el nombre y el código, eleva las cejas, entra al cuarto donde tienen los paquetes y sale con el mío, mientras dice “lo teníamos delante de las narices, en la estantería de Internacional; claro, como viene de Inglaterra… aquí tiene y perdona las molestias”.

Pues eso, que la culpa fue del chá-chá-chá. Celtiberian Show, que diría el maestro Carandell.